jueves, 6 de septiembre de 2012

Contexto de la Presidencia Democrática de Peña Nieto


    El Viernes 31 de Agosto la última instancia electoral de la república mexicana declaro válida y legal la elección presidencial de Enrique Peña Nieto. Ese mismo día Andrés Manuel López Obrador desconoció la declaratoria del Tribunal Electoral del Poder Judicial esgrimiendo el mismo argumento que usara en el 2006 contra Felipe Calderón Hinojosa, “ilegítimo”porque hubo “compra de votos” y llamó a la “resistencia pacífica” que el mismo día los del 132 y otros grupos radicales que lo apoyan, no la hicieron de manera pacífica y llamaron a una manifestación para el domingo nueve de septiembre, dónde más, que en el zócalo capitalino, donde las huestes de El Señor de las Ligas (Andrés Bejarano) lo llenan con acarreados del ambulantaje, los taxistas tolerados, los beneficiarios de los programas sociales, los peticionarios de vivienda y demás clientelas que el PRD tiene para dominar el Distrito Federal. 
    El litigio constitucional llegó a su fin, pero para Andrés Manuel “la guerra contra el fraude” recién inicia y ya hizo sonar sus tambores de guerra. Esperemos que el PRD no vuelva a pagar los platos del radicalismo pejista y sepa situarse en la legalidad institucional que como partido político está obligado (legal y éticamente) a resguardar, porque fueron de sus principales constructores desde la primera reforma política de Jesús Reyes Heroles para darle cabida a las minorías por la vía plurinominal luego del 68, y a las posteriores del proceso comicial de 1988 en que furan creados el IFE y el Tribunal Electoral, garantes plenos de la legalidad electoral internacionalmente reconocidos. Vistas así las cosas, Andrés Manuel no atenta contra la legitimidad del triunfo en las urnas de Enrique Peña Nieto y el PRI, atenta contra la Constitución, contra las leyes y las instituciones electorales que de ella emanan. 
    Por menos de estas bravuconadas callejeras (que pudieran desbordar en revueltas civiles y confrontaciones sangrientas) en los Estados Unidos le retirarían el registro al PRD, multarían duramente al candidato agresor de las instituciones y hasta lo meterían a la cárcel. Acaba de pasar no hace más de dos meses con un precandidato republicano que discursivamente cuestionó (sin severidad) a una autoridad electoral, lo multaron, lo amenazaron con cárcel y al partido con quitarle el derecho a postular candidatos en ese distrito, solo por cuestionar la imparcialidad de un juez, cuando aquí Andrés Manuel cuestiona la honorabilidad, justeza e imparcialidad de los miles de ciudadanos capacitados por el IFE para recepcionar y contar los votos el día 1º de Julio, a los miles de representantes de los partidos políticos ante cada una de las casillas (incluyendo a los suyos) instaladas en todo el país, a los miles de funcionarios electorales del IFE, a miles de observadores electorales nacionales e internacionales (del 132 incluso), que dieron cuenta de los votos y luego de los conteos municipales y distritales. Convertido en la voz de Dios, en el púnico dueño de la verdad, la ley y de México, Andrés Manuel inicia lo que puede ser el final de su carrera política, decididamente, no veo a los Chuchos desangrándose por sus locuras mesiánicas, los veo negociando en las cámaras con Manlio Fabio Beltrones Ribera y Emilio Gamboa Patrón. Eso sí, son caros y acompañarán su primeros gritos para elevar el facturaje. 
     Esto es resultado de una pobrísima cultura democrática en los partidos, en la ciudadanía y en los medios. El sistema político mexicano como tal no cumple ni cien años y la vena autoritaria de sus orígenes blindó la enseñanza de la democracia que en los Estados Unidos admirara desde el siglo XVII Alexis de Tocqueville y así lo asentara en su clásico libro La Democracia en América. Venimos de conquistadores y piratas voraces de oro pero nulos en luces y conocimientos. Nuestros pueblos indígenas no eran ni fueron nunca cultos ni menos democráticos. No tenemos vena democrática y nacimos nutridos del sospechocismo que no terminamos de enterrar y hoy mismo Andrés Manuel sabe bien de esta vena torcida de nuestra idiosincrasia que favorece su movimiento y da que en México tenemos el Estado Fallido más incompetente para aplicar la dureza de las leyes y evitar que locos jueguen con la estabilidad, la tranquilidad y el sano desarrollo de la vida nacional. Nadie desde 1968 se atreve a aplicar la dureza de la ley y bastan unas decenas para cerrar una autopista, una calle, una plaza, un palacio o lo que les venga en gana. De tal forma que si no hay estallidos sociales no será porque exista en México un sistema perfecto de Estado de Derecho, podría ser porque el Peje convenga entender que su ciclo de presidenciable ha tocado a su fin, o porque queriéndole sacar raja a los quince millones de votos llame a movilizaciones masivas pero la gente no lo siga fuera del DF donde Andrés Bejarano controla miles de parásitos sociales que están al toque del cuerno de un cacho de promesa social de los programas del gobierno capitalino. 
No veo a Carlos Slim ni a la comunidad libanesa, a Márcelo Ebrard ni a Miguel Angel Mancera, ni a los gobernadores del PRD, arriesgar sus capitles políticos y económicos en locuras extremas. Los veo sembrando para competir en el 2018, no al lado de un caudillo mesíánico perdedor que desde hace ya casi 12 años secuestró y detuvo la vida democrática del PRD y ha metido al país en un tobogán de incertidumbres, dudas y amenazas nacida de la ignorancia y nutrida entre los más ignorantes y fanáticos de este México nuestro. Confío en que el llamado a la civilidad, a la suma de esfuerzos y la nueva gobernabilidad de Peña Nieto, en que el talento político de los operadores del PRI y la prudencia de millones de mexicanos, evitarán estallidos y revueltas que son el mejor elemento en que nada el Peje. Confío en que México será un país de mejorías con Peña Nieto, en que su liderazgo y compromisos con Chiapas ayudarán a que Manuel Velasco Coello sortee las dificultades financieras, administrativas y políticas que tendrá frente de sí a partir del ocho de diciembre. Espero que todo Chiapas se llene de obras y que se silencien la cara propaganda y los discursos vacíos, que Tuxtla salga de sus dificultades financieras, sindicales y de sus cráteres lunares, que en todo Chiapas se sienta la mejoría, el bienestar, la seguridad, la eficiencia y honestidad con la presidencia democrática de Enrique Peña Nieto.

Armando Cortés Rueda
Presidente de la Fundación Colosio Chiapas