martes, 29 de mayo de 2012

Ciencias / Ficciones.



Hace unos días leía un relato de esos de ciencia ficción y, finalmente, entendí que es lo que no me gusta del género: que pareciera que más que un género, la ciencia ficción es una escenografía.

Una historia bien narrada trata de personajes que enfrentan alguna situación que deben resolver, situaciones que en ocasiones se desprenden del ambiente en que se desarrollan. En la ciencia ficción suele pasar que se te presenta una buena historia con demasiados adornos: se le reviste haciendo que el mejor amigo del protagonista sea un robot, que su bicicleta sea una nave espacial y que en vez de cerveza beba un elíxir creado por medio de la manipulación genética de especies vegetales. Las banquetas -eternos y familiares escenarios de historias-  se convierten en plataformas flotantes y los teléfonos son forzadamente cambiados por aparatos telepáticos. En muy raras ocasiones estos factores tienen algo que aportar a la trama, siendo apenas ridículos y estrambóticos aderezos sobre una ensalada que no los necesita.

¿Para qué los androides? ¿Para qué los extraterrestres y las ciudades en Saturno? ¿Para qué los Spots en la TV? ¿Para qué el tono de voz de Josefina? ¿Para qué la República amorosa de Andres Manuel? ¿Para qué el copete de Enrique Peña Nieto? ¿Para que las gafas de Quadri? Interesante puesta en escena la del Ámbito político. Más interesante aún, los fanáticos.

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